Compartir mirándonos a los ojos los logros y las miserias.
Sostenernos las flaquezas y animarnos a continuar.
Me doy el regalo de la rendición.
Elijo creer que la vida se desarrolla en su momento perfecto, como siempre lo ha hecho.
Me quedé pensando en la trama del destino. Como muchas veces las mayores tragedias se convierten en grandes hitos que llenan de sentido nuestra historia.
La crisis suele ser como un despertador de la consciencia. ¿Será que en la pérdida es más claro el valor de lo verdadero?
Es poder descansar en la sabiduría de la vida. Es reconocer que no tenemos el control, y en ese acto de humildad y confianza, entregarnos a lo que sucede.
¡Conócete! Nos dice el lema ancestral con el que se ha tratado de resumir la importancia del camino de búsqueda. Pero el autoconocimiento no termina frente al espejo, sino más allá de la alquimia.
Necesitamos reconocer y sentir lo que estamos sintiendo. Sin rechazar, sin juzgar, sin huir, sin agregar ni quitar nada.
En alguna medida, todos somos adictos. Y aún sabiendo los daños que nos ocasionamos, seguimos por las vías de las respuestas mecánicas.
Somos los fragmentos que recuperamos en las imágenes que nos devuelven, al menos, hasta que nos permitamos descansar con confianza en las no-formas.