¿Cómo se llena el hueco de adentro?

Nos alejamos tanto de nosotros mismos que el camino de vuelta parece imposible. Y así vamos, huérfanos de amor verdadero. Del amor que no nos damos. Del amor del que tal vez aún no nos sentimos realmente merecedores.
llenar-vacio

Nos alejamos tanto de nosotros mismos que el camino de vuelta parece imposible.

Y así vamos, huérfanos de amor verdadero. Del amor que no nos damos. Del amor del que tal vez aún no nos sentimos realmente merecedores.

Hay un hambre de amor, de reconocimiento, de contacto, de sostén, de alegría, que ninguna cosa puede llenar.

Buscamos afuera, aunque sabemos que no está allí el alimento.

Hay muchas cosas que dejamos ingresar en nosotros que ocupan espacio, llenan, pero no nutren.

Llenar el hueco de adentro requiere elegirnos.

Y no es un trabajo tan sencillo como se lee.

Es confiar en la salida del sol atravesando la noche oscura. Es permanecer presentes y en contacto con lo que hoy nos toca. Es decirnos sí, aunque esto signifique decir no a quien creíamos ser.

Me he preguntado muchas veces: ¿Habrá una clave que desconozco? Y he buscado y buscado, hasta en lugares no sagrados, un poco de ese elixir que intuimos que existe. Porque sabemos que existe, porque alguna vez estuvimos ahí.

Nos preguntaba Claudio Naranjo ¿Cuál fue la locura que tu alma necesitó para sobrevivir?

Y presiento que, después de ir quitando algunas capas, en el fondo, es para todos más o menos lo mismo: no amarnos, no elegirnos, no confiar en nuestras necesidades e instintos. Como si hubiera algo mejor en algún lugar afuera. Como si hubiera otra cosa mejor que ser nosotros mismos. Como si se pudiera SER sin SER.

Nos alejamos tanto de nosotros mismos que el camino de vuelta parece imposible.

Y así vamos, huérfanos de amor verdadero. Del amor que no nos damos. Del amor que tal vez aún no nos sentimos realmente merecedores.

Negamos abrazarnos en la totalidad que somos.

Nos prohibimos la incondicionalidad que merecemos vitalmente.

Y corremos, hambrientos de un amor que nadie puede darnos.

¿Cómo salimos de este circuito tan bien aprendido?

Permitiéndonos dejar caer todo lo que no nos pertenece.

Eligiendo las cosas que realmente nos hacen bien, las que nos nutren, las que nos edifican.

Estando presente para reconocerlas.

Preguntándome: ¿En esta situación, cómo elijo amarme? ¿Esto que hago, me acerca a amarme? ¿Me estoy eligiendo?

Seguimos teniendo las mismas necesidades que cuando niños, y seguimos comprando juguetes ”tecnológicos” para llenar los baches del infalible arte del abrazo.

Nos hace falta volver a lo simple. Elegir simplificarnos. Elegir el tiempo para nosotros.

Necesitamos recuperar el lenguaje de la tierra, que es el mismo que el del cuerpo y recordar de qué lado de la piel se gesta lo eterno.

Porque si no estás en vos, si no regresás a vos mism@, no podés conectar realmente con nada más.

Facebook
Twitter
WhatsApp
Email

Te puede interesar ...

Despedimos el 2020

La crisis suele ser como un despertador de la consciencia. ¿Será que en la pérdida es más claro el valor de lo verdadero?

Leer »

Autoconocimiento Transformador

¡Conócete! Nos dice el lema ancestral con el que se ha tratado de resumir la importancia del camino de búsqueda. Pero el autoconocimiento no termina frente al espejo, sino más allá de la alquimia.

Leer »

Sobre las Emociones

Necesitamos reconocer y sentir lo que estamos sintiendo. Sin rechazar, sin juzgar, sin huir, sin agregar ni quitar nada.

Leer »

La imagen de uno mismo

Somos los fragmentos que recuperamos en las imágenes que nos devuelven, al menos, hasta que nos permitamos descansar con confianza en las no-formas.

Leer »
error: Contenido protegido