Solemos creer que las emociones son el problema. Que el miedo, el enojo, la culpa, etc., son los problemas que nos acosan. Y no es así.
Se convierten en problemas cuando no sabemos cómo aprovechar la información que brindan, cuando nos «enredamos» en ellas y nuestra ignorancia emocional las convierte en un problema más. Entonces sí, cada uno de estos estados agrega más sufrimiento estéril a la experiencia que vivimos.
Pero, repitámoslo una vez más, no es la emoción en sí lo que perturba sino el no haber aprendido aún cómo leer y aprovechar la información que transmite.
Norberto Levy - La sabiduría de las emociones
No se trata de hacer catarsis por la catarsis misma. Se requiere un proceso.
Las emociones necesitan ser integradas, no botadas como basura. Necesitan esa digestión que nos ayude a transformarlas en algo nutritivo.
La emoción que aflora es el cascabel. Avisa, pero no representa todo lo que se está moviendo.
Necesitamos reconocer y sentir lo que estamos sintiendo. Sin rechazar, sin juzgar, sin huir, sin agregar ni quitar nada.
El aire no es malo. Pero si intentamos retenerlo todo dentro de un globo, éste explotaría. La explosión en sí misma no es mala. Es la respuesta a la acumulación de aire. Es el cascabel del gato: nos alerta algo.
Tal vez si dejamos de esconder el aire en el globo, si dejamos fluir el aire, no serían necesarias las explosiones.
Despenalizar las emociones. Respirar las emociones. Hasta lograr ver más allá del cascabel, lo que acontece.
También es posible reconocer la esencia amorosa aun en las emociones más conflictivas y percibir, además, las vicisitudes que dicha energía recorrió hasta convertirse en la respuesta destructiva actual.
Vicisitudes de frustraciones, desorganización, conclusiones equivocadas, confusión..., hasta el aparentemente más completo extravío de sí.
Cuando se puede encontrar el amor allí donde parece que el amor no está es cuando se devuelve a cada emoción su sentido más profundo. Es cuando puede accederse a la sabiduría de las emociones.
Norberto Levy - La sabiduría de las emociones